Seamos realistas: a nadie nos gusta estar encerrado por obligación. Por eso, aunque debes mantenerte firme, también debes ser compresivo con el fastidio que puede provocar el encierro, sobre todo en los adolescentes.

Procura explicar bien el por qué, dedica un tiempo a explicar los riesgos innecesarios, no únicamente a nivel personal, sino la importancia de la solidaridad con los más vulnerables, en una situación como esta. Concédeles un tiempo de enfado, deja que se desahoguen, propón alternativas atractivas que puedan contrarrestar su decepción ante la imposibilidad de salir con sus amigos.