Muchas personas han tenido que dejar de trabajar. Las parejas que antes, compartían un rato durante el día, se encuentran ahora en la situación de estar veinticuatro horas juntos, y no precisamente de vacaciones. En las casas, los niños, los adolescentes y los jóvenes, con todo el día por delante… Suena fácil que se produzca el conflicto ¿no? Bueno, es relativamente sencillo que en una situación como esta afloren nuestros miedos, el aburrimiento, la ansiedad, la incertidumbre…Pero debemos tratar de mantener la lucidez y saber, que es una situación temporal, y que precisamente por eso, podemos transformarla en un momento de crecimiento, de escucha, de generosidad hacia los demás, sobre todo los más cercanos.

Nuestro consejo es que dediques un tiempo a alguna actividad común, que os agrade a todos, y que también, te permitas y permitas a los demás, un espacio propio, de intimidad y de privacidad. Estos espacios, son necesarios para que cada uno pueda relajarse y pueda equilibrar sus propios temores e inseguridades. Durante este tiempo, procura ser generoso, procura ser comprensivo con los cercanos e intenta que el respeto, sea la norma.