Eva María Milla

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno producido en el cerebro, parecido a otros trastornos psiquiátricos, como puede ser padecer depresión, bipolaridad o esquizofrenia. El cerebro tiene una maduración lenta, por lo que el tratamiento temprano mejora notablemente los efectos sobre la edad adulta, siendo muy importante empezar cuanto antes a tratar los síntomas para minimizar sus posibles consecuencias incapacitantes o la aparición de otros problemas asociados. Además, el tratamiento tanto de niños como de adultos, debe ser personalizado, ajustado y preciso. En el caso de estos últimos, los síntomas del TDAH se aprecian en un alto porcentaje de los adultos que de niños han padecido ese trastorno.

Las VII jornadas formativas sobre TDAH, organizadas por la asociación de familiares de afectados de Castellón y acogidas por la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la UJI, han reunido a expertos profesionales que han explicado los numerosos avances no solo en el diagnóstico sino también en el tratamiento de este trastorno.

El pronóstico en la adolescencia predomina numerosas conductas disruptivas:

  • Fracaso en los estudios.
  • Problemas de relación con el medio.
  • Riesgo de conductas adictivas.
  • conductas de riesgo como rápida conducción o problemas de juego.
  • Relaciones sexuales disfuncionales, etc.

Estas conductas están siempre asociadas a comportamientos estresantes o de difícil adaptación a la sociedad. la cual exige hoy más que nunca que sus ciudadanos den la talla impuesta y deseada por el modelo de vida actual: individuos organizados, responsables, conocedores de las reglas, reflexivos y activos tanto laboral como intelectualmente, y lo más relevante, concentrados durante largos periodos laborales o intelectuales. Por ello, el diagnóstico tardío deja en el vacío años de prevención.

Este trastorno presenta unas características muy definidas en cuanto a comportamientos:

  • Movimiento excesivo.
  • Deseos obsesivos.
  • Verbalizaciones en bucle.
  • Ruidos en momentos inapropiados.
  • Baja autoestima.
  • Fracaso escolar.
  • Polarización de pensamientos (todo es blanco o negro).
  • Desorganización.
  • Falta de sueño.
  • Hiperfocalización de intereses (en lo que me gusta me empleo de manera obsesiva),

EL TDAH aún tiene pocos medidores clínicos para ser diagnosticado con certeza, y esto hace que la adaptación al medio de las personas que lo manifiestan sea muy complicada. Se potencian los problemas para socializar o integrarse en el entorno escolar desde la primera infancia.

El tratamiento suele llegar de manera precipitada y atropellada en el inicio de la adolescencia cuando ya se han manifestado numerosas conductas disruptivas e inadaptadas que empujar a necesitar ayuda profesional que nos digan qué está pasando. Esto supones que se ha dejado en el vacío un montón de años durante los cuales hubiera sido maravilloso trabajar en la atención sostenida, a la vez que el cerebro se desarrolla y madura, pudiendo entrenarlo para su óptima capacidad.

 

El movimiento no es el único síntoma de la hiperactividad

La hiperactividad no es solo una conducta de movimiento motor o hipercinética físicamente. No es que el cuerpo se mueva de manera constante o que necesiten estar en movimiento de manera permanente. La hiperactividad también es mental. Estamos hablando de un cerebro que fluye en un caudal inmenso de pensamiento, con millones de datos recogidos del exterior y que deben ser conjugados en una información de valor para hacer elecciones de lo que es adecuado.

La cabeza no para, no deja de pensar. Algunos individuos describen un torrente de ideas y pensamientos que no dejan estar a la persona en calma, lo que a su vez produce mucha desatención sobre otras cosas que pasan alrededor. Este fluir incansable del pensamiento puede desatar muchísima ansiedad e inquietud lo cual puede llevar a la persona a consumir ansiolíticos u otras drogas que produzcan efectos sedantes sobre el organismo.

 

¿Cómo se combate el TDAH?

Trabajar la tención sostenida con digitalización es el tratamiento más eficaz.

En Orientak, la inquietud y la necesidad de unir y concienciar a las familias de los sujetos que padecen el trastorno por déficit de atención con hiperactividad ha sido un objetivo incansable.

La búsqueda de instrumentos de evaluación nos mueve a buscar e invertir constantemente en nuevos recursos como las plataformas de neurofeedback que nos muestran el funcionamiento del cerebro ante los estímulos distractores cuando hay que prestar una atención sostenida en una tarea determinada.

Los sensores de movimiento cerebral nos arrojan resultados de nuestros niveles de concentración o desconcentración de forma detalla y explicados por niveles en el rendimiento de la tarea.

 

Una vez diagnosticado se trabajan las deficiencias y se fomentan las habilidades expresadas en baremos en los resultados de la evaluación.

Un recorrido de un año de trabajo en atención sostenida puede modificar de forma notable el padecimiento de este trastorno.

La clave es “entrenar el cerebro”

Se trata de entrenar al cerebro como entrenamos el resto de los músculos de nuestro cuerpo en un gimnasio. El cerebro entrena su atención y sostiene y persevera en una tarea con sus cinco sentidos dentro de una plataforma digital que presenta una serie de objetivos a conseguir.

El tratamiento entrena y refuerza la parte cognitiva haciendo que la concentración surja de manera automática sin tener que reflexionarla ni pensarla.

Una de las peticiones que se les hace a los sujetos que lo padecen, especialmente a los niños, es que se esfuercen en concentrarse, cuando de manera natural una persona que se concentra bien no hace ningún esfuerzo para llevar a cabo dicha concentración. Así ejercer de manera voluntaria y sostenida dicho estado no será nunca sostenido en el tiempo de manera suficiente para abordar por ejemplo 7 horas de clase.

¿Quién sino haciéndolo casi sin darse cuenta, puede hacer un esfuerzo sostenido de tan larga duración como las horas escolares?

Los alumnos/as que se concentran no hacen ningún esfuerzo que requiera poner los cinco sentidos en sostener la atención, están cómodos escuchando, simplemente atienden, les interesa, perciben, aprenden, y los que no se concentran, lo hacen porque no pueden, no porque no quieran hacerlo.

En este sentido, la motivación juega un papel importante a la hora de concentrarse, pero incluso estando muy motivado con algo, hay estudiantes que son incapaces de sostener durante largos periodos de tiempo pues su movimiento cognitivo impide el anclaje de la atención.

Surge la necesidad de trabajar el cerebro y sus funciones cognitivas:

  • Percepción.
  • Atención.

hasta que se produzca de manera automatizada, involuntaria e inconsciente, y no suponga una tortura para niños/as o adultos que padecen esta inatención incapacitante.

Por otro lado, se trabaja y reduce la percepción que estos niños generan en los demás que, en muchas ocasiones, los etiquetan como niños vagos o que realizan poco esfuerzo.

Muy a menudo, oímos a profesionales de la enseñanza que los acusan de no querer atender, y que catalogan al niño con una conducta disruptiva voluntaria que reduce así la construcción de una autoestima saludable que les ayude a forjar una identidad centrada en sus capacidades.

Muy habitualmente, se les etiqueta de tal manera que quedan estigmatizados para siempre, haciéndoles creer desde muy pequeños, que no quieren hacer las cosas bien y arrastrando a la edad adulta sus conductas disruptivas, apartadas de toda posibilidad de éxito personal y social cuya reconstrucción puede ser luego muy dolorosa, ya que puede conllevar muchas perdidas personales en el camino y un desgaste emocional que puede producir otros trastornos de ansiedad paralelos.

 

Hablemos claro, ser TDAH requiere de conciencia, experiencia, información y trabajo sobre la atención y no machaque sobre lo que no se es capaz de hacer, o decepción constante por falta de metas alcanzadas.