¿Qué es la inteligencia Emocional?

Capacidad Intelectual e Inteligencia Emocional

Todos hemos escuchado hablar del Cociente intelectual como indicador de las capacidades e inteligencia de una persona, pero a la contra de lo que pudiera parecer en un primer momento, las habilidades cognitivas, no son sinónimo de éxito en la vida sino van acompañadas de otros aspectos fundamentales, más allá de la capacidad lógica y de raciocinio y que no se pueden medir mediante un test de inteligencia.

En búsqueda de respuestas

Han sido muchas las investigaciones al respecto de estos otros aspectos que forman parte de la inteligencia y no pertenecen al ámbito exclusivo de lo intelectual, entre las teorías que han tratado de dar respuesta a estas cuestiones se encuentran, por ejemplo, la propuesta por el psicólogo estadounidense Howard Gardner que habla de Inteligencias múltiples, llegando a distinguir hasta ocho clases: lingüística, lógico matemática, espacial, musical, corporal y cinestésica e intrapersonal.

Robert J. Sternberg categorizó la inteligencia en tres grupos diferentes: La componencial, que adquiere y almacena la información, la experiencial que se manifiesta mediante las habilidades y la capacidad de configurar nuevos conceptos, y la inteligencia contextual que responde a la adaptabilidad de la persona.

Por su parte, Raymond Cattell, hablará de inteligencia fluida y de inteligencia cristalizada, así, la inteligencia fluida, será aquella que permite a la persona adaptarse a situaciones desconocidas de manera eficiente, sin ningún aprendizaje previo para ello, mientras que la inteligencia cristalizada será la que la persona posee tras haber adquirido un desarrollo cognitivo gracias a su historia de aprendizaje.

Inteligencia Emocional

Pero fue, Daniel Goleman, quien introdujo el concepto de Inteligencia Emocional, diciendo que la capacidad de gestionar positivamente las emociones, resulta más determinante que el cociente intelectual para el éxito en la vida de cualquier persona.

¿En qué consiste la Inteligencia Emocional?

Cada día debemos enfrentarnos a muy distintas situaciones y, el resultado de las mismas, no siempre depende de nuestros conocimientos o habilidades intelectuales. Todas o casi todas nuestras decisiones se encuentran de alguna manera influenciadas por nuestras emociones y la gestión de las mismas tiene un papel fundamental a la hora de que las cosas nos salgan bien.

No son pocos los casos de personas con un intelecto brillante que, sin embargo, a nivel personal, relacional y emocional encuentran grandes dificultades en su vida diaria, y por el contrario, existen otras personas que, sin tener grandes facultades intelectuales, poseen una vida mucho más plena y consiguen mayor éxito a nivel general.

La Inteligencia Emocional sería, por tanto, la capacidad que tiene una persona para reconocer sus emociones y las de los demás y para guiar adecuadamente su pensamiento y su conducta en base a las mismas, pudiendo adaptarse al medio ambiente ajustándolas y utilizándolas para conseguir sus objetivos.

Según Daniel Goleman, la Inteligencia Emocional estaría formada por los siguientes elementos:

  • Autoconocimiento emocional: Se refiere a la capacidad de reconocer nuestras emociones.
  • Autoregulación emocional: Se refiere a la capacidad de controlar nuestras emociones.
  • Automotivación: Se refiere a la capacidad de enfocarnos en nuestras metas.
  • Empatía: Se refiere a la capacidad de reconocer las emociones de los demás e interpretar de manera correcta sus señales.
  • Habilidades sociales: Se refiere a la capacidad de relacionarnos con los demás de manera eficiente, evitando el conflicto y depositando nuestra confianza en aquellas personas que la merecen.

La Inteligencia Emocional es básica para la supervivencia

La Inteligencia emocional es básica no solo para mantener relaciones interpersonales, ya sean estas sentimentales, familiares o laborales, sino para la evolución y la supervivencia.

Nuestra amígdala cerebral es más grande en relación al resto de los primates, esta zona del cerebro se relaciona se especializa en cuestiones emocionales y está relacionada con todos los procesos de aprendizaje y de memoria. ​ Si se separara la amígdala del cerebro no seríamos capaces de percibir el significado emocional de los sucesos y perderíamos prácticamente toda la memoria, ya que es en la amígdala sonde se almacenan los recuerdos que más impacto emocional han tenido para nosotros, ya sean los traumas o los momentos de felicidad. De hecho, la amígdala responde antes de que el neocortex haya podido analizar la información que nos llega del exterior, lo que nos arroja datos sobre la importancia que ha tenido en nuestra evolución este tipo de respuesta emocional rápida.

La Inteligencia Emocional es la encargada de armonizar estas respuestas emocionales con el raciocinio, es decir, la emoción es fundamental para poder elegir efizcazmente, poder pensar con claridad y elegir de manera inteligente una vez las conexiones existentes entre la amígdala y el neocórtex han gestionado los pensamientos y los sentimientos.

La Inteligencia Emocional se aprende

Las emociones no son per se positivas o negativas, sino que constituyen la respuesta de cada persona frente a una determinada situación y en cada situación, determinadas emociones nos resultarán útiles, mientras que otras no, siempre dependiendo del contexto.

Si nuestra respuesta emocional es adaptativa y contribuye a que nos relacionemos con el mundo, con los demás y con nosotros mismos, será una emoción efectiva.

Durante la infancia aprendemos poco a poco a regular nuestras respuestas emocionales y a evitar la inmediatez en estas respuestas para ir sustituyéndola por una auto regulación emocional, atendiendo por un lado a nuestra necesidad biológica y por otro al respeto de las normas sociales y la integración y adaptación al medio.

En resumen, la Inteligencia Emocional, se constituye como todo el conjunto de habilidades y recursos emocionales que nos permiten reconocer nuestras emociones y las de los demás, transformarlas y adaptarnos de forma eficaz al mundo que nos rodea, pudiendo con ello transformar nuestra realidad y favoreciendo y potenciando nuestros recursos intelectuales.