Los peligros del aburrimiento

Internet y su influencia en los jóvenes y en los trastornos de la conducta alimentaria.

Trastornos Alimentarios en el aislamiento

Los efectos emocionales del aislamiento

La situación de confinamiento impuesta por el Covid 19 ha cambiado la rutina diaria de millones de personas generando en muchos casos estados de ánimo más vulnerables e irritables. Este tipo de escenario se ve agravado cuando se le suma las condiciones de un trastorno alimentario en el cual se debe seguir una minuciosa rutina respecto a la ingesta de alimentos y otras actividades cotidianas.

Muchas personas con trastorno alimentario viven episodios de ansiedad, ánimo decaído e irritabilidad, naturalmente asociados a su trastorno, el cual podría verse afectado y agravado por las circunstancias del Covid 19.

Por este motivo, se recomienda establecer rutinas diarias de alimentación, horas de trabajo y espacios para el ocio y respetar estos horarios responsablemente y a conciencia.

Es necesario disminuir los tiempos muertos que pudieran dar cabida al aburrimiento, así como mantener una comunicación fluida y contante con los círculos familiares.

También es recomendable llevar una vida social activa a través de las redes y medios de comunicación virtuales manteniendo un equilibrio para no caer en excesos ni en contenidos dañinos para la autoestima.

El tiempo de confinamiento puede ser una oportunidad para personas con estos trastornos que ya están en un tratamiento y motivados para conseguir buenos resultados, a alcanzar pequeños objetivos y ganar confianza respecto al tratamiento. El estar acompañados por la familia o compañeros de piso el 100% del tiempo, se puede mantener controlada y eficaz la rutina de ingesta de alimentos (cantidades, evitar o reducir atracones) al igual que el control de las medidas compensatorias (vómitos autoinducidos o ejercicio físico excesivo).

Si bien todo el contexto del Covid 19 ha sido un tiempo de cambios y situaciones excepcionales, podemos darle la vuelta y aprovechar cada momento y circunstancias para avanzar y crecer. No es fácil, pero con el apoyo y contención de los cercanos podemos salir de este difícil momento fortalecidos y con más herramientas para afrontar nuestras propias debilidades.

Y, sobre todo, es conveniente prestar especial atención a los adolescentes, ya que, el confinamiento, puede agravar o incluso, servir de detonante, para el desarrollo de un trastorno alimenticio.

El peso de la Red

Internet empezó a expandirse por el mundo en los años 90 y ya en la primera década del 2000, la red era el invento más revolucionario de los últimos siglos. De ahí en adelante, empezó lentamente a cambiar por completo la manera en que la sociedad funcionaba, llegando a intervenir en todas las áreas de desarrollo de esta, influenciando el arte, los negocios, la educación, el entretenimiento, la salud y por supuesto las relaciones humanas.

Hoy en día es difícil imaginar una vida sin estar conectados el 100% del tiempo y para las generaciones más jóvenes es imposible imaginar un mundo sin internet como para algunas generaciones más antiguas era difícil entender el mundo sin la televisión.

Estas nuevas generaciones que crecieron con la red como parte de su background cultural han desarrollado nuevas formas de relacionarse, de convivir con el mundo y de funcionar en él. Internet significa para ellos una fuente infinita de todo tipo de información, ofreciendo el plus de ser una manera de resolver cualquier duda de forma privada y a un solo clic de distancia.

Las redes sociales irrumpieron como la herramienta más significativa para los jóvenes, y con su inmediatez y fácil accesibilidad han reemplazado en muchos casos la comunicación verbal y física, eliminando gran parte de los elementos de sociabilización tan importantes para la evolución humana.

Nativos de Internet

Los adolescentes, debido a las características propias de esta edad, son un grupo con un alto nivel de vulnerabilidad a presentar conductas de riesgo.
El grado de influencia que la sociedad puede ejercer sobre ellos es alto y es aquí donde los modelos de belleza y conducta propuestos (impuestos) por los medios de comunicación son peligrosos.

Los estereotipos impuestos por estos medios, actúan sobre los adolescentes motivándolos a asumir comportamientos y conductas peligrosas en el intento de alcanzar y cumplir con estos cánones. Todo esto es mucho más probable, en esta etapa de desarrollo ya que es un momento de búsqueda, identificación y diferenciación y, al mismo tiempo, una etapa de cambios físicos significativos que generan inseguridades al buscar adaptarse a este “nuevo cuerpo” siendo muy influenciables y viviendo episodios de rebeldía y de problemas con la autoridad. Los estudios nos dicen que el 65% de las adolescentes no están contentas con su cuerpo y su apariencia.

De la misma forma, esta etapa de desarrollo, se ha convertido en un objeto y en un objetivo de consumo al mismo tiempo, transformándose en uno de los grandes negocios de la actualidad, abarcando desde la alimentación, el entretenimiento, la moda ,y hoy en día, hasta los negocios.

Por otro lado la revolución de Internet ha traído consigo una serie de nuevas enfermedades que afectan a los adolescentes, así como también, ha añadido factores de riego, a algunas ya existentes.

Entre las nuevas problemáticas relacionadas con la salud, podemos encontrar la adicción a los videojuegos en línea y al internet. Existen también estudios que asocian el uso y abuso de internet al síndrome de déficit atencional, al abuso de alcohol y los trastornos alimentarios.

La anorexia, bulimia y otros trastornos

Cuando hablamos de trastornos alimentarios nos referimos a afecciones a la salud mental que se manifiestan a través de graves problemas con la alimentación y la relación que una persona establece con sus hábitos alimenticios. Se presentan conductas de comer menos de lo necesario o, por el contrario, comer en exceso, sobrepasando las cuotas alimenticias requeridas y causando daños a la salud física y mental. Cuando estos problemas se transforman en un hábito afectan al cuerpo y su capacidad de conseguir los nutrientes necesarios para su desarrollo, pudiendo provocar enfermedades cardíacas y renales y llegando, en casos extremos, a causar la muerte.

Este tipo de trastornos está apareciendo cada vez de forma más temprana, debido a diversos factores. Antes, generalmente los casos más prematuros aparecían alrededor de los 15 años, actualmente esa edad se ha adelantado a los 12 o 13 años, llegando en casos extremos a aparecer a los 8 o 9 años. Este tipo de trastorno se presenta mayoritariamente en niñas y adolescentes, 9 de cada 10 pacientes son de sexo femenino, aunque no es exclusivo de ellas, pues también cada vez, son más los niños que muestran patrones de riesgo que, eventualmente, pueden evolucionar en este tipo de trastornos alimenticios. Entre algunos de los factores que han causado este adelanto en la edad de aparición del trastorno se encuentran la sexualización de la infancia tan presente en la sociedad actual, una iniciación precoz de la pubertad y el fácil acceso a Internet a edades muy tempranas.

Para los especialistas ha despertado gran preocupación el rol que está representando Internet en la agudización y propagación de este tipo de trastorno. La bulimia y la anorexia han encontrado en páginas, blogs, foros y todo tipo de comunidades virtuales, un espacio para que los adolescentes se reúnan, alienten y den consejos acerca de cómo lograr su cometido de perder peso de manera rápida y sin ser descubiertos, transformándose, todos estos espacios virtuales, en una verdadera red encubierta de apoyo y normalización de estos trastornos como un estilo de vida.

Las redes sociales, foros e influencers…

Es importante mencionar que la influencia de los medios de comunicación en el desarrollo de los trastornos alimentarios no es nueva ni exclusiva de las redes sociales ni de internet. Desde la aparición de la televisión los jóvenes se han visto afectados por la publicidad que impone estereotipos y modelos físicos, de belleza y de aceptación y éxito y, aunque las nuevas tecnologías, han exagerado y expandido el campo de acción de esta influencia mediática, ya desde hace décadas que la sociedad ve los efectos negativos de estas campañas en diferentes ámbitos de la población.

Un estudio revela que la edad promedio en que los adolescentes realizan sus primeras búsquedas en Internet acerca de estos temas es a los 15 años, llegando a ser un 60% de estos jóvenes los que realizan búsquedas relacionadas con bajar de peso rápidamente, dietas extremas, etc.

Estudios del 2014 alertaban acerca de las delicada situación de los menores de entre 11 y 16 años en relación con sus hábitos de navegación en Internet. Estos datos nos dicen que un 13% de estos menores está en contacto con contenidos que promueven los trastornos alimentarios, una cifra 4% mayor respecto al año 2010.

Dentro de esta nueva cultura de las redes sociales estos trastornos han encontrado dos grandes y peligrosos aliados para desinformar y normalizar este tipo de conductas, haciendo circular información de alto riesgo para la salud.

Influencers

Los “Influencers”, son personas que ha conseguido construir un personaje mediático con cierta fama en las redes sociales como Instagram, YouTube o Facebook y los cuales, mediante estos mismos canales de comunicación, trasmiten información de diversa índole, transformándose en una importante e influyente fuente de contenidos, para miles de jóvenes y adolescentes que, seducidos por su figura mediática, su carisma y su estilo de vida, lo consideran un líder de opinión, al cual creen y siguen casi como un gurú.

Existen influencers en los más variados ámbitos, como la moda, los viajes, los videojuegos, la música, etc. Dentro de este amplio rango encontramos influencers que, a través de contenidos de alimentación, ejercicios físicos y estética y belleza incitan a conductas dañinas para la salud física y psicológica a los jóvenes, llegando a ser muchos de ellos, de alto riesgo. Estas figuras que generalmente no tienen preparación alguna en temas de salud o nutrición, ni un control acera de a quien le están entregando esta información, promueven abiertamente este tipo de trastornos refiriéndose a ellos como un estilo de vida, normalizándolos, y alentado a sus seguidores a realizar peligrosas conductas con el fin de perder kilos en poco tiempo, mostrándose como figuras de autoridad en temas extremadamente riesgosos y frente un público mayoritariamente menor de edad.

De las diferentes redes sociales, Instagram es la favorita entre los adolescentes y jóvenes en el mundo. En España un 72% de las personas que tienen entre 16 y 23 años la utilizan cotidianamente.

Aunque esta red social y otras, han intentado bloquear y eliminar los contenidos que hacen apología a este tipo de trastornos, la realidad es que, aún, es muy fácil navegar en ellas y llegar a perfiles donde se promueven descaradamente estas conductas tan peligrosas. Para evitar los filtros de control, se ha expandido el uso de etiquetas que, a primera vista, no están relacionados con estas enfermedades pero que, en realidad, sirven para identificar contenidos que promueven este tipo de comportamientos y que se van transmitiendo y compartiendo para que la información se expanda por las redes rápidamente.

En Instagram, para algunas de estas etiquetas se ha creado una aviso que informa que el contenido de la página que se está consultando es peligroso, entregando diferentes opciones para continuar. Puedes elegir “más información” y te ofrecen 3 opciones: hablar con un amigo, contactar una línea de ayuda u obtener consejos y apoyo. Al mismo tiempo puede optar por “mostrar publicaciones” y podrás acceder a todos los contenidos sin ningún tipo de restricción.

Para muchos expertos este tipo de medidas son absolutamente insuficientes y es necesario un actuar más contundente respecto este tipo de páginas y perfiles en las redes sociales y su regulación de uso.

Páginas Pro mia y Pro ana.

En paralelo y colaboración con los influencers los últimos años han aparecido diferentes páginas ya sean, foros, blogs o chats, dedicados a promover estos trastornos, las cuales se han identificado como páginas pro-ana y/o pro-mia. Estas siglas hacen referencia a anorexia (ana) bulimia (mia) y son enmascaradas como si se tratase de 2 amigas para así, evitar la censura tanto de la red, como de los familiares de los jóvenes involucrados en uso de estas páginas.

En ellas las/los adolescentes comparten información relevante sobre estos dañinos comportamientos, se dan consejos para ocultar estas conductas, así como también, asumen compromisos o competencias para perder peso rápidamente. Estas páginas se han trasformado en un refugio virtual de seguridad y aceptación para las personas que sufren este tipo de trastorno, encontrando en ellas comprensión, aprobación e identificación, en definitiva, un lugar donde pueden compartir sus pensamientos y obsesiones respecto a su peso y cuerpo sin miedo al reproche.

Generalmente los creadores de estas páginas son adolescentes que padecen estos trastornos o que están en situación de riesgo para ello, con una personalidad proactiva, dominante e influyente, especialmente para los otros participantes, que también se encuentran en estados altamente vulnerables y que, por la misma razón buscan ponerse en contacto con jóvenes que están su misma situación.
Como consecuencia de estas páginas, se ha detectado por parte de sus usuarios la creación y uso de grupos de Whatsapp privados, en los cuales se animan y alientan a mantener dietas estrictas de alta peligrosidad para su salud, se comparten trucos y tips para ocultar estas conductas a sus padres y muchas veces, los mismos creadores de estas, actúan como una autoridad imponiendo retos y tareas que deben cumplir, todas relacionadas con la pérdida de peso.

Todos los expertos alertan sobre la necesidad urgente de establecer un marco legal acerca de la creación y el uso de estas páginas y perfiles de redes sociales estableciendo edades mínimas para sus usuarios y regulando sus contenidos para prohibir los que hagan apología a estas enfermedades. Los estudios indican una directa relación entre las horas que se destinan a navegar por las redes sociales con la posibilidad de presentar alguno de estos trastornos.

Prestar atención

En resumen, debemos estar atentos a los más jóvenes, propiciando en ellos, sobre todo en estos momentos complicados, rutinas sanas, así como no olvidarnos de que, demasiado tiempo bajo la influencia de las redes sociales e Internet, pueden servir de puerta de entrada a determinados problemas.