Los Trastornos del aprendizaje no verbal: Grandes desconocidos.

Unos Trastornos que pueden pasar desapercibidos.

Desde hace algunos años ya, existe un mayor conocimiento por parte de los profesores, acerca las diferentes dificultades de aprendizaje que presentan los alumnos en el aula. La cantidad de información disponible sobre estas problemáticas, ha crecido considerablemente en las últimas décadas, así como también, las herramientas y estrategias que manejan los docentes para poder afrontarlas de buena manera, en pos de un mejor desarrollo y rendimiento por parte de sus alumnos. Sin embargo, estos esfuerzos, han estado tradicionalmente enfocados en las dificultades de aprendizaje vinculadas a la dimensión verbal del lenguaje, tanto el hablado, como el escrito. La dislexia, las dislalias y otros trastornos del lenguaje han sido los más comúnmente considerados por los profesores en sus trabajos educativos. Esta tendencia ha significado que un conjunto diferente de trastornos ha sido ignorado dadas sus características especiales y complejas.

Los Trastornos de Aprendizaje No Verbal (TANV).

Este tipo de dificultades del aprendizaje no siempre están lo suficientemente atendidas por parte de los educadores, pese a que existen claras evidencias de su presencia en un porcentaje considerable de estudiantes, lo que genera consecuencias en el ámbito escolar, social y personal de la vida de los niños que las presentan, pudiéndose llegar a transformar en algunos casos en factores invalidantes.

El concepto de TANV no está totalmente extendido desde el punto de vista de la clasificación diagnóstica, aunque ya ha sido bastante utilizado en muchos estudios relacionados con las dificultades del aprendizaje, con el fin de agrupar algunos síntomas específicos y clasificarlos como un trastorno particular y diferente.

Los Trastornos de Aprendizaje No Verbal

Características de los Trastornos de aprendizaje no verbal

Según los especialistas, los menores con este tipo de trastorno, presentan un coeficiente intelectual dentro del rango normal y carencias importantes en algunas funciones como la percepción táctil, el reconocimiento facial, la habilidad de formación de conceptos, la solución de problemas y la capacidad de adaptación a situaciones nuevas, todas estas tareas, han sido históricamente asociadas a las labores del hemisferio derecho del cerebro. En contraposición a estos problemas, presentan un normal funcionamiento en la adquisición y aprendizaje de habilidades lingüísticas como la denominación, fluidez verbal, y comprensión sintáctica, pero muestran dificultades en la utilización pragmática del lenguaje y la comprensión de inferencias.

En otras palabras, los niños con TANV pueden estructurar y organizar adecuadamente sus palabras desde el punto de vista gramatical y sintáctico, pero con poco contenido y una narrativa desorganizada. Estas dificultades, entorpecen las habilidades sociales, afectando la capacidad para experimentar la empatía y entender el contexto social, complicando así, el desarrollo normal de las relaciones interpersonales.
Estos déficits pueden ser organizados en tres diferentes planos:

  • En el primero y más general, podemos encontrar los déficits neuropsicológicos que funcionan como la causa de todas las demás dificultades.
    Como consecuencia de lo anterior se producen:
  • Las carencias académicas.
  • Las problemáticas socio emocionales y de adaptación.

Aunque aún es un tema en el cual, los estudios epidemiológicos, no han sido concluyentes, se ha podido observar la presencia cada vez más evidente de niños y niñas que manifiestan muchas de estas dificultades de aprendizaje, los cuales, no están siendo lo suficientemente atendidos por los docentes y otros especialistas del mundo educativo y de la salud. Esto suele ocurrir por una mezcla de factores que, finalmente, afectan el diagnóstico y la posterior intervención pedagógica de este tipo de trastornos.
Por un lado, encontramos que los profesionales no siempre se encuentran familiarizados, ni formados, acerca de estos trastornos y por otro, las características propias del TANV facilitan que, este, pase inadvertido frente a los ojos de los especialistas dificultando su detección.
Es natural que, tanto los docentes como otros expertos de la educación y salud, estén mucho más acostumbrados a la presencia de trastornos de aprendizaje relacionados con el lenguaje, ya sea oral y/o escrito, dejando al TANV en un plano secundario dado que sus características son menos visibles a simple vista.

Las primeras señales

El desarrollo del lenguaje verbal alcanzado por los niños con TANV es sorprendente, generalmente, son muy habladores y manejan un vocabulario muy adelantado para su edad (3 o 4 años) pareciendo mucho mayores en este aspecto lo que no genera más que buenas sensaciones en los padres y educadores.
Por paradójico que pueda parecer, estos primeros síntomas de los TANV, son interpretados como algo positivo, llegando a causar orgullo y dicha en los padres antes que preocupación.
Muchas veces, estos niños, aprenden a leer muy rápido y antes que los demás niños de su edad. Presentan un gran interés en el estudio y el aprendizaje, memorizando mucha información de forma mecánica, son capaces de realizar cálculos con facilidad, fomentando así la imagen e idea de estar en presencia de un niño “genio”.

Sin embargo, estas cualidades tan adelantadas, no son otra cosa que una forma de equilibrar las dificultades que exhiben a la hora de comprender los fundamentos visuales y táctiles del ordenamiento físico del mundo, así como también, los aspectos esenciales del lenguaje no verbal involucrados en las relaciones interpersonales.

Las dificultades en el ámbito no verbal del lenguaje, se manifiestan de muchas formas diferentes en la etapa escolar. Por nombrar algunas, podemos decir que se observan problemas para relacionarse con otros niños, una autonomía muy poco desarrollada, capacidades físicas muy reducidas, evitación de los deberes que impliquen motricidad fina, (escribir) y dificultades para desenvolverse con naturalidad en situaciones nuevas, todos síntomas, que son generalmente interpretadas por padres y educadores, como rasgos comunes en niños inteligentes con problemas de inmadurez, con conductas caprichosas y perezosas.

Hasta los 7 u 8 años la mayoría de estos déficits, a excepción de los relacionados con las habilidades psicomotoras, no son advertidos como algo particularmente anormal, pues son estudiantes que no tienen problemas de comprensión, pueden realizar cálculos mecánicos con absoluta normalidad y son capaces de leer y memorizar los contenidos de las asignaturas teóricas sin ninguna dificultad.
En muchos casos, exhiben una facilidad superior a la del resto para estos asuntos.

Es cuando las exigencias académicas aumentan que, estas dificultades, se hacen más visibles, generalmente entre los 8 y 12 años, evidenciándose los problemas en el ámbito del pensamiento y el razonamiento, así como también, presentándose dificultades para expresarse de forma escrita, en la capacidad para solucionar problemas nuevos y en una baja comprensión lectora.

A medida que estos niños van creciendo, las manifestaciones de estas dificultades se expresan en otros aspectos de la vida diaria. Al llegar a la adolescencia y, posteriormente a ella, sufren problemas para utilizar e interpretar las diferentes unidades de medida, siendo imposible que realicen apreciaciones o aproximaciones con ellas, al mismo tiempo que se les dificulta mucho ubicarse conscientemente en el tiempo y el espacio. Muestran también un manejo del dinero deficiente, dificultándoseles mucho la organización de gastos. A pesar de que muchos de estos adolescentes alcanzan estudios superiores, los problemas en la interacción social persisten, generando frustración y dificultades en las interacciones interpersonales y laborales.

Las limitaciones relacionadas con la capacidad organizacional y de planificación, pueden entorpecer todas las relaciones que involucran responsabilidades y plazos, incluyendo la vida familiar y de pareja. Debido a todo este conjunto de circunstancias, la frustración es una emoción muy común entre las personas que presentan estos trastornos, derivando en la aparición de cuadros de depresión y ansiedad.

Diagnóstico

Como hemos comentado anteriormente, los TANV, son aún un subgrupo de trastornos del aprendizaje que no están reconocidos específicamente con ese nombre en ninguna guía ni manual de diagnóstico, por lo que todas las aproximaciones y estrategias de calificación, se encuentran aún en etapas de desarrollo y normalización.

No obstante, las características particulares de la sintomatología de los TANV indican que, cualquier evaluación, debe ser desde una perspectiva que incluya los aspectos cognitivos y neuropsicológicos del desarrollo del menor, lo que se traduce en la necesidad de una aproximación multidisciplinaria capaz de identificar el trastorno en si y, al mismo tiempo, poder ofrecer respuestas o posibilidades en su abordaje pedagógico, para poder afrontar todas las deficiencias y limitaciones que este genera, tanto en el ámbito académico, como familiar y social y que merman la calidad de vida del involucrado.

Como en muchos de estos trastornos que afectan el aprendizaje y las habilidades sociales, es fundamental tener en cuentas las características personales del paciente, para así establecer una evaluación más rigurosa y personalizada que facilite entender los alcances de las dificultades que, este produce, para poder planear una estrategia de adaptación pedagógica que responda a las necesidades particulares del involucrado.
Siempre que se observe alguno de los rasgos anteriormente descritos en este artículo, ya sea en un escenario escolar o familiar, es necesario contactar a un especialista que pueda establecer con certeza a través de una evaluación psicopedagógica, la presencia o no de algún tipo de dificultad o problema de aprendizaje.
Esta evaluación comprenderá un análisis de los efectos de cualquier déficit presente o que haya sido experimentado anteriormente, ya sean personales, sociales o escolares y la identificación de las fortalezas del paciente en el ámbito del aprendizaje, para poder desde ahí construir un plan educativo que beneficie y mejores sus capacidades.
La evaluación incluirá una recopilación exhaustiva de información acerca de muchísimos aspectos del paciente, entre ellos podemos nombrar:

  • Desarrollo y evolución escolar del paciente, desde los primeros años de formación.
  • Desarrollo cognitivo y valoraciones de cociente intelectual manipulativo y cociente intelectual verbal.
  • Procesos visuales espaciales.
  • Capacidades y dificultades motoras (motricidad gruesa y fina).
  • Capacidades comunicativas, sociales y emocionales.
  • Dificultades escolares en materias como escritura o matemáticas.

Los niños que presentan estos trastornos, generalmente, están mejor atendidos en el entorno familiar ya que, en ese espacio, es posible adaptar y personalizar las circunstancias para satisfacer los déficits que estos exhiben. Para poder mantener esa dinámica en el ámbito escolar, es necesario un análisis psicopedagógico exhaustivo para establecer cuáles son los cambios necesarios que deben hacerse, para que el niño alcance un desarrollo saludable y equilibrado. Estar atentos a las señales, es vital para saber si es necesario contactar a un especialista y así asegurar un pronto diagnóstico y una adecuada intervención.

En Orientak somos especialistas en este tipo de trastorno en niños y adolescentes, si necesitas más información al respecto puedes contactar con nosotros.